3.4 Cómo tratar a los alumnos difíciles
Juan Bautista es huérfano y vive como un salvaje. El P. Champagnat, ayudado de personas piadosas, socorrió a su madre moribunda, abandonada por su marido, y en una escasez extrema. Después de la muerte de su madre, Juan Bautista no pudo vivir con los niños de familias caritativas, vecinos que le recogieron. Entonces M. Champagnat le confía a sus Hermanos. El H. Juan Bautista Furet, historiador de nuestro Fundador, escribe:
"Acostumbrado a vivir vagabundo y a merced de sus malas inclinaciones, no pudo soportar la sujeción que suponía la vida reglamentada de un centro educativo... Se fugó varias veces, pues prefería mendigar el pan y vivir en la miseria que doblegar su carácter levantisco y someterse a la disciplina de escuela. Los Hermanos... desalentados... terminaron por pedir al Padre que lo abandonara a su desdichada suerte, pues, le dijeron: 'Estamos perdiendo el tiempo con este niño, y tarde o temprano tendremos que despedirlo...' M. Champagnat tuvo que exhortar a sus Hermanos a tener paciencia y ánimo, durante mucho tiempo. Finalmente Juan Bautista Berne "cambió totalmente; se tornó manso, dócil, bueno y piadoso como un ángel." Después de hacer la primera comunión pidió ser admitido en la comunidad como Hermano. Fue un Hermano piadoso, observante y obediente, y murió como un predestinado a la edad de veintiún años, en los brazos del P. Champagnat, después de haberle agradecido cuanto había hecho por él."